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La ex legisladora venezolana Delsa Solórzano es uno de los testigos del Comando con Venezuela ante el Consejo Nacional Electoral (CNE). En Perú sería equivalente al jefe de personeros.
Solórzano habla con CARETAS en medio de la agitación de los días previos a la elección del 28 de julio. Anteriormente, denunció un grave problema con un gran porcentaje de los 100 mil testigos que estarán en las mesas de votación en todo el país.
“Estamos esperando que se solucione en las próximas horas”, señala. “Tras nuestra denuncia pública, en el CNE se han activado para intentar resolver el problema”.
En esta ocasión, el obstáculo fue que, aunque el CNE había recibido la lista de los testigos, no pudieron imprimir sus credenciales. Esto ocurre un mes después de que se modificara la normativa, que obliga a los testigos a votar en el centro donde ejercerán su función.
“Un gran porcentaje de los testigos no han sido acreditados”, agrega Solórzano, quien explica que, aunque el sistema de votación es 100 % digital, el voto se emite a través de una máquina automatizada. “Al finalizar la verificación ciudadana, se lleva a cabo un sorteo con una proporción de las máquinas que establece la ley. Esas máquinas se abren y se cuenta ‘papel por papel’. El resultado debe coincidir con el acta”. Es un proceso en el que el país se juega el todo por el todo.
DESPLOME CHAVISTA
Venezuela nunca ha estado tan cerca de deshacerse del régimen que ha destruido el país. Al menos en casi un cuarto de siglo, cuando en 2002 Hugo Chávez fue derrocado brevemente tras un golpe de Estado. Esta vez, el cambio sería democrático, incluso en condiciones en las que un fraude sería impracticable.
La candidatura del diplomático retirado Edmundo González Urrutia, que comenzó hace apenas tres meses, aparece como la ganadora indiscutible en todas las encuestas creíbles, con una ventaja de hasta 35 puntos sobre su rival, el dictador Nicolás Maduro. La calma que transmite el candidato contrasta favorablemente con la tensión del momento.
María Corina Machado, líder de la oposición, acompaña a González en los actos de campaña. Machado fue inhabilitada por 15 años en enero por el Tribunal Supremo controlado por Maduro. A pesar de esto, ahora se encuentra activa en la campaña.
Una señal clara del inminente desplome del chavismo ha sido la salida de sus exaliados. Ante la advertencia de Maduro sobre un eventual “baño de sangre” si pierde las elecciones, el expresidente brasileño Lula da Silva se mostró preocupado y le recomendó a Maduro aceptar los resultados. Maduro respondió de manera irónica diciendo que si Lula tenía miedo, tomara una manzanilla.
El colombiano Gustavo Petro intentó que su gestión fuera clave para devolver algo de estabilidad a Venezuela y apostó por una estrategia de “más democracia, cero sanciones”. Colombia intentó reactivar los diálogos entre el gobierno de Maduro y la oposición en México. Petro condenó como “antidemocrático” el bloqueo de la candidatura de Machado, pero a la vez inició diálogos con las disidencias de las FARC en Caracas.
Chile enfrenta una situación de inseguridad ciudadana vinculada directamente con la migración venezolana. El aumento de la delincuencia ocupa un lugar predominante en el debate mediático. Las tensiones entre Maduro y el presidente Gabriel Boric escalan desde el secuestro y asesinato de un militar venezolano en Santiago. Boric exigió a Maduro colaborar en la identificación y castigo de los criminales.
Maduro enfrenta críticas y tensiones tanto a nivel nacional como internacional, lo que pone en duda su continuidad en el poder. Las próximas elecciones del 28 de julio serán decisivas para el futuro político de Venezuela.”