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MADRID 18 Oct. (EUROPA PRESS) –
El jefe del Estado Mayor de las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI), el teniente coronel Herzi Halevi, ha afirmado este viernes que según estimaciones conservadoras, al menos 1.500 miembros del grupo-milicia chií Hezbolá han fallecido a causa de los ataques del Ejército israelí en Líbano.
“Probablemente hay más, aunque no lo sepamos”, expresó Halevi durante una reunión con militares de la brigada Golani, desplegada en el sur de Líbano. Asimismo, el principal líder militar de Israel destacó los “importantes logros” obtenidos por el Ejército de Israel en su ofensiva contra la milicia islamista.
Halevi aseguró que las FDI están totalmente comprometidas con el objetivo de golpear a Hezbolá “tan fuertemente como sea posible”, resaltando que en el último mes se logró diezmar al grupo con la muerte de su líder, Hasán Nasralá, y varios posibles sucesores.
“Hemos eliminado todo el mando superior, y vosotros estáis eliminando todo el mando local (en el sur de Líbano)”, dijo Halevi, repitiendo un argumento del Gobierno israelí, que afirma que Hezbolá está tratando de ocultar las enormes bajas sufridas en poco más de un mes.
Finalmente, Halevi afirmó que el régimen iraní, principal respaldo de Hezbolá, no es capaz de comprender lo que sucede en Líbano para que la milicia chií –“el pilar central sobre el que se ha construido” en el país– acumule bajas cada semana. “Intentamos que cada día haya una sorpresa”, enfatizó.
Las autoridades libanesas confirmaron que más de 2.400 personas han muerto y casi 11.300 resultaron heridas como consecuencia de los ataques de Israel en el último año, especialmente en el último mes, cuando las FDI incrementaron sus bombardeos en el país e incluso realizaron una incursión terrestre en el sur.
Los enfrentamientos entre Israel y Hezbolá comenzaron hace más de un año, cuando la milicia islamista lanzó proyectiles contra territorio israelí en solidaridad con la causa palestina, tras un ataque de Hamás a Israel que dejó casi 1.200 muertos y 240 rehenes, lo que provocó la respuesta israelí, con más de 42.300 muertos.
A mediados de septiembre, el Ejército de Israel intensificó su ataque contra Hezbolá con bombardeos selectivos en el sur de Líbano e incluso en barrios de Beirut. Estos ataques lograron diezmar el grupo islamista con la muerte de su líder, Hasán Nasralá, y algunos posibles sucesores.
La alta cifra de heridos se debió a la explosión coordinada a principios de septiembre de miles de dispositivos de comunicación –’rastreadores’ y ‘walkie-talkies’– supuestamente vinculados a Hezbolá, lo cual fue rápidamente atribuido a Israel por parte de la milicia y sus aliados, aunque Israel nunca se pronunció al respecto.