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Desde 1995, cada 9 de agosto, se conmemora a nivel mundial el Día Internacional de los Pueblos Indígenas, establecido en 1994 por la Asamblea General de las Naciones Unidas (AGNU).
Es importante recordar que el 23 de diciembre de ese mismo año, durante el Decenio Internacional de las Poblaciones Indígenas del Mundo, la Asamblea General decidió, mediante la resolución A/RES/49/214, que cada año se celebre el Día Internacional de las Poblaciones Indígenas el 9 de agosto.
Anualmente, la UNESCO conmemora este día difundiendo información sobre proyectos y actividades relevantes relacionados con el tema del año. Asimismo, Audrey Azoulay, Directora General de la UNESCO, destacó que los pueblos indígenas son agentes de cambio y protectores de los recursos naturales que debemos respetar en todos los sentidos.
En esta jornada, recordemos que los pueblos indígenas son impulsores de cambios, defensores de los recursos naturales y portadores de conocimientos, visiones del mundo y habilidades excepcionales. Debemos preservar sus tradiciones y estilos de vida, respetando sus derechos.
Según las Naciones Unidas, aproximadamente 200 grupos de Pueblos Indígenas viven actualmente en aislamiento voluntario y contacto inicial (PIACI).
Habitan en bosques remotos, ricos en recursos naturales, en países como Bolivia, Brasil, Colombia, Ecuador, India, Indonesia, Papúa Nueva Guinea, Perú y Venezuela. Optan por vivir apartados del resto del mundo, dedicándose a la caza y recolección, lo que les permite preservar sus culturas y lenguas.
Estas comunidades tienen una fuerte dependencia de su entorno ecológico. Cualquier cambio en su hábitat natural puede afectar tanto a la supervivencia individual como a la de todo el grupo.
Aunque tienen derecho a la autonomía, los PIACI enfrentan desafíos únicos que a menudo son pasados por alto por la sociedad circundante.
Por ejemplo, el desarrollo de la agricultura, la minería, el turismo y la explotación de recursos naturales en sus territorios está llevando a la deforestación de áreas boscosas de los Pueblos Indígenas, alterando su estilo de vida y destruyendo el entorno natural que han protegido durante generaciones.
A esto se suma la posible exposición a enfermedades derivadas del contacto externo, una de las amenazas más graves para su supervivencia. Debido a su aislamiento de las sociedades no indígenas, carecen de defensas inmunológicas contra enfermedades comunes, por lo que el contacto forzado con el mundo exterior puede tener consecuencias devastadoras y llevar a la destrucción de comunidades enteras.