La sinuosa trayectoria hacia las elecciones del 2026

La sinuosa ruta a las elecciones del 2026

Nuestra extensa legislación electoral se basa en la premisa de la existencia de partidos políticos, al menos como se entienden a nivel mundial. Sin embargo, de las 35 agrupaciones políticas registradas en el Jurado Nacional de Elecciones (sin incluir las 33 en proceso de inscripción), son pocas las que tienen una trayectoria y un ideario conocido, así como un cuerpo de líderes capaces de generar entusiasmo entre los aspirantes a cargos públicos debido a sus cualidades políticas.

Tiene mucho sentido llevar a cabo una especie de eliminatoria, una primera ronda electoral para que la ciudadanía elija qué partidos pueden postular a las elecciones. Unas primarias bien diseñadas nos dejarían con unas 4 o 5 agrupaciones que podrían llevar a cabo una campaña eficaz en busca del voto. Existía en la legislación electoral el concepto de primarias, aunque con el defecto de que en ellas no solo se elegía a la agrupación, sino también al candidato. El Congreso eliminó por completo las primarias. Ahora iremos a elecciones con una larga lista de agrupaciones en competencia de las que sabemos poco.

Nuestro sistema electoral no está a la altura de los desafíos que la democracia y la institucionalidad requieren. Un ejemplo es el recientemente registrado partido Perú Moderno. Su promotor es un respetable empresario, Wilson Aragón, que cumplió con los requisitos legales: más de 25 mil firmas y locales en todo el país con cartel partidario en la fachada (es notable que exista esta condición en la era de la virtualidad). El empresario Carlos Añaños, a juicio de muchos merecedor de llegar a la presidencia de la República, se alió con Perú Moderno.

Actualmente, parece que esa alianza ya no existe. Los motivos parecen no ser significativos. Pero veamos las consecuencias: Carlos Añaños ya no podría aspirar a la Presidencia de Perú. Nos hemos quedado sin un candidato que podría ser la solución a nuestros problemas como presidente. ¿Por qué? Una norma electoral inexplicable, dictada por el Congreso, establece que, para ser candidato a presidente o congresista, debías haberte inscrito en el partido que te postuló antes del 12 de julio pasado, dos años antes de las elecciones. Carlos Añaños se inscribió, pero con la ruptura de la alianza no podrá postular por ningún otro partido.

La posibilidad de que los ciudadanos emitan un voto informado es nula. No hay manera de tomar una decisión acertada. Por motivos similares, el Sr. Pedro Castillo fue elegido presidente. Ahora la situación es peor: tenemos más agrupaciones, mayor dispersión, más fragmentación y menos información.

El elemento más dañino en este contexto es la composición del Congreso y su relación con el Poder Ejecutivo. Aunque ahora habrá una Cámara de Senadores, en ella podría repetirse el caos que existe hoy en la cámara única: una fragmentación de bancadas. En lugar de contar con un Congreso alineado con una gestión saludable del Ejecutivo para llevar a cabo las reformas necesarias, habrá intereses particulares que obstaculicen la relación Congreso-Ejecutivo con objetivos alejados de los intereses nacionales.

Hay quienes opinan que bastaría con que el Perú sea gobernado como en "piloto automático", con poderes públicos que permitan que el sistema de libre mercado se regule por sí solo. Ojalá fuera así. En la actualidad, frente a un entorno internacional más competitivo y con amplios sectores de la población que requieren la intervención del Estado para lograr la igualdad en el país, se necesita un Estado fuerte y activo. Además, las bandas organizadas de minería ilegal, extorsión a comerciantes y transportistas, narcotráfico, tala ilegal, entre otros, demandan un Estado que utilice adecuadamente la fuerza pública para proteger a sus ciudadanos, sus negocios y sus actividades profesionales. La falta de infraestructura obstaculiza el desarrollo de más actividades de subsistencia del peruano emprendedor; la educación pública caótica condena a muchos peruanos a la mediocridad sin la capacidad de aspirar a una vida mejor; la salud representa más un problema que una solución para preservar la vida de nuestros ciudadanos. La lista de deficiencias es extensa.

Los medios de comunicación, que siempre han sido un instrumento para la defensa del Estado de derecho y la lucha contra la corrupción, hoy sufren las consecuencias de la influencia de las redes sociales, las cuales han reemplazado a los principales medios en la formación de opiniones. Los rumores, las falsedades y las grandes mentiras inundan la mente de los ciudadanos, ya que las redes han tomado el lugar de los medios de comunicación como la principal fuente de información.

No es suficiente dejar que el mercado se regule solo; necesitamos más Estado y un Estado fuerte, pero el sistema electoral no lo permite. Es necesario cambiarlo. Nunca es tarde para intentarlo.

EDUARDO BRUCE

Ingresa a este enlace y encontrarás información detallada sobre los partidos registrados, por inscribirse y movimientos regionales. Son alrededor de 160 agrupaciones en total, todas aspirando a cargos de elección popular.

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