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MADRID, 14 de octubre (EUROPA PRESS) –
El primer ministro de Israel, Benjamin Netanyahu, se trasladó el lunes a la base militar de Binyamina, donde Hezbolá lanzó un ataque que dejó cuatro muertos y cerca de 60 heridos, y reconoció que el país está pagando un “alto precio” en la guerra regional actual.
“Estamos librando una dura campaña contra el régimen malvado de Irán, que intenta matarnos. No lo lograrán, seguimos luchando. Estamos pagando un alto precio, pero hemos logrado grandes avances y seguiremos haciéndolo”, afirmó Netanyahu en una declaración de video publicada en sus redes sociales.
Por lo tanto, el líder israelí aprovechó la ocasión para reiterar que el Ejército continuará con su ofensiva “sin piedad contra Hezbolá en todo Líbano, y también en Beirut”, en respuesta a las especulaciones sobre un cese de los bombardeos en la capital libanesa presuntamente solicitado por Washington. “Todo se ajusta a consideraciones operativas”, dijo Netanyahu, justificando los ataques que han dejado 2.300 muertos en un año.
Netanyahu también destacó el “espíritu de unidad” entre las tropas del Ejército de Israel, “que comprenden que están luchando por el bien de Israel”. “Con la ayuda de Dios, lucharemos juntos y, juntos, venceremos”, enfatizó el primer ministro, quien también transmitió un mensaje de apoyo a las familias de los fallecidos.
Las autoridades militares de Israel confirmaron que al menos cuatro soldados murieron y decenas resultaron heridos, incluidos siete en estado grave, por el impacto de un dron lanzado por Hezbolá contra la base militar de Binyamina, ubicada en el norte de Israel entre Haifa y Tel Aviv.
Hezbolá posteriormente reconoció su responsabilidad en el incidente, señalando que era una respuesta a “los ataques y masacres” cometidos por el Ejército de Israel y aclarando que esto es solo “una pequeña parte de lo que les espera” a sus vecinos del sur “si deciden continuar con su agresión”.
Los enfrentamientos entre Israel y Hezbolá comenzaron hace poco más de un año cuando la milicia lanzó proyectiles contra territorio israelí en solidaridad con la causa palestina y después de que Hamás atacara a Israel, dejando casi 1.200 muertos y 240 rehenes, lo que provocó una violenta respuesta israelí que sumó más de 42.300 muertos en la Franja de Gaza y cerca de 750 en Cisjordania y Jerusalén Este.
El Ejército israelí inició una nueva invasión de Líbano el 1 de octubre, tras casi un año de enfrentamientos en la frontera, describiéndola como una operación “selectiva y limitada” contra “objetivos terroristas e infraestructuras” de Hezbolá. La ofensiva se lanzó después de aproximadamente dos semanas de intensos ataques y se ha llevado a cabo simultáneamente con un recrudecimiento de los bombardeos contra la capital, Beirut, y otras áreas del país.